El blog de InfoEndometriosis

 

He creado esta página como una afectada de endometriosis, porque espero que la información aquí reunida pueda ser útil para otras mujeres que sufran esta enfermedad.

Dentro de ella, este blog va a ser el espacio donde contaré mis propias experiencias y opiniones desde un punto de vista personal.

 

(para leer los articulos completos, haz clic en "Leer más" debajo de cada uno de ellos)

 

dom

01

mar

2015

Marzo - mes de la endometriosis

Hoy empieza el mes de marzo, y por tanto el mes de concienciación sobre la endometriosis. Ya expliqué el año pasado de que va esto - desde el año 2002 durante este mes se celebran una serie de actos, como charlas informativas, marchas, manifestaciones y conferencias con el fin de dar a conocer la existencia de la endometriosis, informar sobre ella y así aumentar la concienciación en la sociedad. Todo esto empezó en Estados Unidos, y ahí es donde todavía más actos hay, pero poco a poco el concepto del "mes de la endometriosis" se esta dando a conocer también en el resto del mundo. No por último a ello han contribuido los medios sociales, como diversos blogs, twitter o facebook, donde se va compartiendo esta información, se establece el contacto entre mujeres afectadas y se inician actos.

 

La concienciación por la endometriosis se simboliza con un lazo amarillo (de forma similar como algunas otras enfermedades tienen su lazo, como por ejemplo el lazo rosa para el cáncer de mama o el lazo rojo para el sida). Por ende, el color simbólico de la endometriosis es también el amarillo.

 

Una serie de propuestas para este mes, que van rondando por las redes sociales (especialmente twitter y facebook), son:

  • Vestir de amarillo o por lo menos ponerse alguna prenda u accesorio de color amarillo
  • Cambiar la imagen avatar en las redes sociales por una imagen teñida de amarillo o el lazo amarillo
  • Postear una "selfie"/autofoto sosteniendo un papel sobre el que está escrito el número de años que una tuvo que esperar hasta ser diagnosticada correctamente de endometriosis (esto viene de twitter y se difunde bajo #TooLong)

Por supuesto, el hecho de vestir de amarillo o difundir selfies no va a curar la enfermedad, pero la idea es hablar sobre la ella, darla a conocer, informar sobre su mera existencia.

 

Luego tenemos la Endomarcha o marcha mundial por la endometriosis, un evento internacional que tendrá lugar el 28 de Marzo (cae un sábado). La idea es organizar una serie de manifestaciones o marchas en muchos países del mundo, también con el fin de dar a conocer la endometriosis, divulgar sobre la enfermedad y revindicar un mejor trato de las mujeres afectadas en el sistema de salud así como más investigación.

Aquí la página (en inglés) sobre el movimiento: http://www.endomarch.org/

En España, este día también se celebrarán una serie de actos:

 

En Madrid:

 

Un "flash mob" en Barcelona, organizado por la Asociación Endometriosis Catalunya:

Así que, en este sentido...


¡Tiñamos de amarillo el mes de marzo!

71 comentarios

sáb

31

ene

2015

El dolor menstrual... ¿normal?

El otro día me tropecé en casa de mi prima treceañera con el libro ¿Qué pasa en mi cuerpo? El libro para muchachas: La guía de mayor venta sobre el desarrollo escrita para adolescentes y preadolescentes, de Lynda Madaras. Es un libro educativo que trata sobre los cambios propios de la adolescencia y sexualidad. Al echarle una rápida hojeada parece no estar mal, es bastante completo. No obstante, su capítulo sobre la menstruación me dejó un mal sabor de boca. Veamos por qué.

 

Afirma que:

 

La mayoría de nosotras tiene cólicos menstruales en algún momento de nuestra vida. Generalmente, el dolor es solo ligero a moderado y no nos impide que hagamos nuestras actividades normales.


Hasta aquí, de acuerdo. Pero el texto sigue:

 

 Pero muchas chicas tienen cólicos menstruales suficientemente fuertes como para impedir que vayan a la escuela. Aproximadamente una de diez tiene cólicos menstruales severos.

 

¿Eh?

Bueno, esto no es del todo falso. Pero en vez de sugerir que estas chicas una-de-diez podrían tener un problema serio de salud (por casualidad, una de diez es también aproximadamente el porcentaje de mujeres con endometriosis), sigue con una descripción bastante detallada de lo que NO es normal durante la regla, pero lo que, según el libro, son los síntomas que acompañan a los cólicos menstruales normales y corrientes. Dolores que se extienden hacia los glúteos y la espalda, dolores que comienzan antes del flujo menstrual, náuseas, vómitos, estreñimiento, diarrea y, para concluir, la afirmación de que "algunas mujeres incluso se desmayan". Aquello, lo que en vez de un capítulo de un libro de educación sexual para chicas adolescentes parece una ampliación sobre los síntomas de la endometriosis, no hace más que introducir el siguiente párrafo, que comienza con las palabras:

 

A veces, los cólicos menstruales son resultado de una enfermedad subyacente o problema médico.

 

!Siiii! Elemental, querido Watson. Pero no cantemos victoria aún, pues sigue el libro:

 

Pero en la mayoría de los casos, no hay enfermedad subyacente que explique los cólicos menstruales.

 

Y continua explicando que los cólicos menstruales severos se deben a un exceso de prostagladinas, unas sustancias que provocan la contracción del útero, entre otros factores. Lo cual no es del todo falso, ¡lo que no significa, ni mucho menos, que sea normal que una mujer se desmaye cuando le venga la regla!

 

¿Qué es lo que pensará una chica con dolores menstruales severos, quizás debido a una endometriosis aún sin diagnosticar, cuando lee este libro? Seguramente se quedará con el mensaje de que todo está dentro de lo normal. Que le ha tocado la mala suerte de ser una chica de diez, y que tiene un exceso de prostaglandinas.

 

A ver cuando también llega a los materiales de educación sexual aquello de que la regla no tiene que doler. No. Tiene. Que. Doler. ¡Lo anormal es que lo haga! No tiene ningún sentido que un proceso biológico y natural propio de todas las mujeres, como lo es la menstruación, curse con síntomas como desmayos o dolores invalidantes, que, bajo cualquier otra circunstancia, se considerarían como alarmantes. Claro que no todas las chicas con dolores menstruales tienen endometriosis u otra enfermedad subyacente. Pero caray, si te encuentras tan mal que no puedes ir a la escuela cuando tienes la regla y te desmayas, ¡vete al médico! Y si éste no te toma en serio, ¡vete a otro médico!

 

Esto es un mensaje que, en mi opinión, hay que dejar muy claro a todas las chicas que empiezan a menstruar.

 

La endometriosis es una enfermedad más común que el asma, la diabetes, el Sida y la epilepsia juntas. Pues bien, si ahora vamos a cualquier instituto y preguntamos a los alumnos si conocen a las enfermedades anteriores, apuesto que la mayoría los conoce. Al menos la diabetes y el Sida se tratan en los libros de texto de biología. ¿Pero endometriosis? Ni una palabra. Teniendo en cuenta que en una clase con, como media, unos 30 alumnos, 15 de ellos chicas, estadísticamente al menos una de ellas desarrollará la enfermedad, sería conveniente saber al menos que existe, ¿no?

 

Mientras que no sea así, es responsabilidad de los padres educar a sus hij@s sobre el tema. Tarea difícil, mientras que los padres tampoco lo conozcan. Y, como hemos visto, comprar un libro sobre educación sexual tampoco resuelve precisamente el problema.


1 comentarios

dom

25

ene

2015

Consejos poco útiles

A continuación, una recopilación de algunos comentarios o consejos que he recibido de la mano de diferentes personas a lo largo de los años pasados.

No me malinterpreten. Yo no tengo nada en contra de los consejos bienintencionados. Si alguien me aconseja algo que, tras cuidadosa deliberación, resulta ser una auténtica estupidez, y lo hace por puro desconocimiento, no tengo problema en explicar lo que hay y ya está, soy la última que se lo va a tomar mal. Lo que sí que me molesta son aquellos consejos o comentarios con tono recriminatorio implicando que no puede ser para tanto - si no lo has vivido en carne propia, ¡no tienes derecho a juzgar sobre lo que no conoces!

- ¡deberías seguir mi consejo! Al fin y al cabo, me funciona. - Quizás no soy tu. - ¡No seas ridículo!
- ¡deberías seguir mi consejo! Al fin y al cabo, me funciona. - Quizás no soy tu. - ¡No seas ridículo!

¿Has probado con el paracetamol/ibuprofeno/Antalgin...? A mí siempre me quita los dolores menstruales.

- Si, imagínate, he probado con media farmacia. Y ojalá alguno de estos medicamentos fuera eficaz a la hora quitarme el dolor y todos los tipos de dolor, pero desgraciadamente no es así. Y esto quizás se deba a que lo que yo tengo NO son dolores menstruales, ¡sino endometriosis!

 

Yo es que solo te puedo dar un consejo... sométete a una histerectomía. Ya sé que eres joven, pero bueno, es que de todas formas con tu enfermedad es poco probable que puedas quedarte embarazada, entonces, ¿para qué estar sufriendo?

- Gracias por este consejo tan constructivo, pero el problema es que tengo tejido endometrial FUERA del útero disperso por mis ovarios, mi pared abdominal y mi vejiga urinaria. El endometrio que está dentro del útero, donde tiene que estar, no me molesta. Así que deja a mi pobre útero tranquilo, que de momento, ahí se va a quedar.

Y no, es hecho de que tenga endometriosis no implica automáticamente de que sea estéril. La esperanza es lo último que se pierde.

 

Es que me sorprende que tengas esta enfermedad, es que tu no aparentas estar enferma.

- Gracias, me lo tomaré como un cumplido. Pero recuerda que también existen las enfermedades invisibles como la mía, y el hecho de que no aparenta estar enferma no significa que me encuentre bien.

 

Pues yo conozco a alguien que tiene endometriosis, y después de operarse tuvo dos hijos. Además ella no tiene dolor. ¿Así que realmente no entiendo qué problema tienes?

- Pues mira, es que de verdad me alegro por ella. Pero todas somos diferentes y la endometriosis no siempre actúa igual. Mi caso desgraciadamente no es así, así que por favor, no compares.

 

¿Que tal las vacaciones? Espero que vengas descansada. (Comentario de mi jefa, el primer día de trabajo después de estar de baja durante tres semanas tras una cirugía por endometriosis).

- Aquí, me abstengo de comentar. Es que no se me ocurre nada genuino.

 

¿Por qué no simplemente tomas la píldora sin descanso? Así no te viene la regla.

- No es que no lo haya intentado. Con más que una. Pero es que simplemente no me quita los síntomas. La píldora no es el remedio milagroso contra la endometriosis. En algunos casos puede ayudar, pero no es la panacea - ¡ojalá fuera tan fácil!

 

Bueno, ten en cuenta que hay enfermedades peores, la endometriosis no te va a matar.

- Ya. Y los hay mejores. Por ejemplo, aquellas que son curables.

Además, que lógica es esta, acaso si te da la gripe, ¿te pones contenta porque no tienes también gastroenteritis?

 

No deberías tomar tantos medicamentos, tienen efectos secundarios.

- Gracias, ya me he dado cuenta. Pero la endometriosis también los tiene, así que... es cuestión de elegir el mal menor.

 

Deberías quedarte embarazada, así estarás mejor.

- Si, claro. Aparte de que lo de "quedarme embarazada" ya podría resultar no ser tan fácil, y que además lo de que el embarazo cura la endometriosis es un mito ya más que rebatido, ¿acaso es que ahora los niños vienen con prescripción médica? Sinceramente, me parece una falta de respeto hacia este hipotético niño y un acto tremendamente egoísta tenerlo expresamente con la finalidad de curar mi propia enfermedad. Si, esto no quita el hecho de que yo quiera ser madre en un futuro, y si el embarazo de camino me quitaría la endometriosis (ojalá fuera así, pero va a ser que no), yo encantada. Pero intentaré ser madre cuando llegue el momento, cuando pueda ofrecer a mi hijo estabilidad y seguridad, y no cuanto antes con tal de curarme. 

 

Tienes que pensar de forma positiva.

- Ok. Deja que me mentalice, vamos a intentarlo con la canción de Erica García: Positivaaa - todo muy bien, positivaaa - todo muy bien... el mundo se equilibra de modo natural, por eso veo bien, aunque todo esté mal.

El mundo puede que sí, pero mi endometrio a la hora de distribuirse por donde no debe parece más adepto al concepto de la entropía - ya sabes, aquella ley según la que todo tiende al caos.

Y sinceramente, lo del positivismo cuesta un poco, si a pesar de estar tomando hormonas (cuyo efecto sobre mi estado de ánimo no contribuye precisamente a ver el mundo de color rosa) notas que la enfermedad sigue haciendo de las suyas, porque cada mes va siendo un poco peor. Cuesta un poco mantener el positivismo, si en cada visita al ginecólogo te llevas otra mala noticia sobre tus entrañas. ¿Otro quiste quizás? No, si lo del positivismo se me acaba a más tardar en el momento donde me vuelve a dar un ataque de dolor de ESTOS que no deseo a mi peor enemigo.

 

¿Has buscado endometriosis en google? Igual hay información buena en internet.

- Nah, pero ahora que lo dices, ¡no se me había ocurrido!

2 comentarios

jue

08

ene

2015

Si la endometriosis fuera cosa de hombres

Mantén la calma y lucha como una chica.
Mantén la calma y lucha como una chica.

El documental Endometriosis - La punta del iceberg (aprovecho la ocasión para recomendar una vez más que lo veáis!) concluye con las palabras de Mayte, una de las mujeres que narran su historia en este documental:

 

Al fin y al cabo hemos avanzado mucho, pero somos mujeres. Estamos en un segundo escalón. Importamos, pero bueno. Es cosa de mujeres.


¿Es realmente así? Estando en el año 2015 y viviendo en un país supuestamente desarrollado y moderno, ¿la sociedad realmente sigue siendo tan machista, poniendo las mujeres todavía "en un segundo escalón"? ¿Existe realmente el machismo a la hora de tratar enfermedades?

Es cierto que la endometriosis no se ignora. Si, se investiga. Si, hay medicamentos, más que hace algunos años. Si, hay hospitales con unidades especializadas, pocos y obviamente no suficientes para poder ofrecer una atención especializada a todas las afectadas, pero al menos los hay. Poco a poco hay cada vez más concienciación, y esto es bueno. Todavía no hay una cura, pero tampoco la hay para la diabetes, las depresiones, el cáncer y tantas otras enfermedades sobre las que no se puede decir precisamente que se están ignorando. Algunas veces, lo de la cura simplemente no es posible, es una cosa biológica. Quizás, ojalá, algún día las ciencias médicas hayan avanzado hasta tal punto de poder curar todas estas enfermedades y también la endometriosis. O quizás no.

 Así que, partiendo de estas circunstancias, ¿todo va bien?

 

Hagamos un experimento mental:

Imagínate que surgiera una enfermedad entre la población masculina, que afecte a aproximadamente uno de cada 10 hombres. Igual no a todos les causa síntomas, pero al menos a la mitad de los afectados sí. Es decir, unos 2 millones de hombres enfermos en España. Unos 170 millones de hombres enfermos en el mundo.

Esta enfermedad tan extendida causaría dolores insoportables relacionados con los genitales. Dolor al eyacular, al mantener relaciones sexuales, en los casos más graves también al orinar, al defecar, al moverse, o simplemente siempre, todos los días. Muchos de los hombres enfermos además se quedarían estériles debido a la enfermedad.

Tratamiento, haberlo, hay. La enfermedad se podría tratar mediante hormonas. Tienen sus efectos secundarios, pero qué se le va a hacer. Depresiones, impotencia, aumento de peso, fatiga, sofocos... Aquellos medicamentos que tienen efectos secundarios moderados, tampoco son muy efectivos. Los más efectivos equivalen a una castración química temporal.

Y si no es efectiva la castración química, todavía queda la castración quirúrgica.

Y la mala noticia: la enfermedad, aún así, no es curable. El tratamiento solo puede aliviar los síntomas y detener un poco el avance de la enfermedad.

 

Bajo estas circunstancias, crees que sería probable que:

 

  • ¿La mayoría de la gente, sobre todo la población femenina, no tuviera ni idea de que esta enfermedad existe?
  • ¿El tiempo medio que pasaría hasta que un hombre afectado reciba un diagnóstico correcto serían unos 7-9 años? Hasta entonces, ¿hubiera oído incontables veces que los síntomas "están todos en su cabeza"?
  • ¿Los conocimientos incluso de muchos médicos en cuanto a la enfermedad en cuestión dejarían bastante que desear? ¿Que hubiera solo unos contados especialistas, y que los hombres afectados, también los más gravemente enfermos, tuvieran que superar múltiples obstáculos burocráticos para poder acudir a ellos en el marco de la sanidad pública?
  • ¿Se aconsejaría a los hombres enfermos que no puede ser para tanto y que "aguantasen los dolores como un hombre"?

 

Parece improbable, ¿no? Más bien creo que se declararía el estado de emergencia nacional... O al menos el tema estaría en todas las portadas, se ofrecerían todos los apoyos y ayudas posibles a los hombres afectados, y se destinarían sumas importantes de dinero y todos los esfuerzos a la investigación, con el fin de desarrollar tratamientos más efectivos y menos invasivos.

 

Pero no. Parece que efectivamente, la endometriosis es cosa de mujeres.


1 comentarios

mié

31

dic

2014

¡Feliz 2015 a tod@s!

Feliz año 2015
Imagen: Designed by Vecree.com

Acaba el 2014 y llega el 2015, un nuevo año que traerá consigo nuevas oportunidades, experiencias, nuevas alegrías y sonrisas pero seguro que, como todos los años, inevitablemente también algunas decepciones y momentos tristes. ¡Esperemos que los primeros siempre prevalezcan!


Deseo a tod@s l@s lector@s del blog, y especialmente a todas las endohermanas, un feliz y próspero 2015. Os deseo de todo corazón que en el 2015 prevalezcan los momentos buenos sobre los malos. Que se cumplan los sueños e ilusiones que todas albergamos en lo más profundo de nuestro corazón. Que la endometriosis nos dé un respiro en este año que viene y que nos permita vivir sin dolor. Y si no puede ser, al menos que este año sea mejor que el que ha pasado. Os deseo una actitud positiva y mucha fuerza a pesar de las piedras que la enfermedad nos pueda ir tirando en el camino - que espero que sean pocas este año que viene. Os deseo comprensión por parte de familiares, parejas, amigos, compañeros de trabajo, empleadores. Os deseo médicos competentes y empáticos que realmente quieran ayudar en nuestra batalla contra la endometriosis y que tengan los conocimientos y habilidades necesarios para hacerlo. Os deseo que aquellas de vosotras que intentan quedarse embarazadas lo logren y que la endometriosis no lo impida. Y no por último, no perdamos la esperanza de que avance la investigación, que en este año que empieza se dé algún paso más en el camino de encontrar una cura a la endometriosis, una forma más eficaz y menos invasiva de diagnosticarla, o, al menos, un tratamiento capaz de aliviarla, de mejorar nuestra calidad de vida.

Y, por supuesto, ¡que en el 2015 haya más temas en nuestras vidas aparte de nuestra endometriosis!

 

¡Feliz año nuevo!

0 comentarios

jue

15

may

2014

¿Enfermedad bolsa de basura?

Por casualidad ha llegado a mí la noticia sobre unos comentarios que un tal Doctor Drew Pinsky hizo sobre la endometriosis. Hasta la fecha, ni siquiera conocía la existencia de este señor, pero su forma de pensar sobre este tema me parece indignante pero, por desgracia, ejemplar para muchas personas que no lo sufren en carne propia.
No creo que sea una laguna cultural no saber quien es el señor Drew Pinsky, así que ahí va la explicación: al parecer, es un médico (lo que hace más indignante el asunto aún) estadounidense que ofrece asesoramiento médico, sexológico y psicológico en varios programas televisivos y de la radio. Actualmente tiene un programa radiofónico llamado Loveline. Funciona de forma que la audiencia puede llamar y hacer preguntas; el ámbito temático se sitúa en los temas de sexología, relaciones sentimentales y temas de salud. Vamos, algo parecido a una mezcla entre "En tu casa o en la mía" de los 40 Principales (por si alguien se acuerda) y "Saber vivir".
Pues bien, hace unas semanas un hombre llamó a este programa, pidiendo asesoramiento en cuanto al problema de su novia: dolores que la chica sufre a raíz de su endometriosis, además tenía cistitis crónica e intolerancia a la lactosa.

 

Al señor Pinsky no se le ocurrió mejor cosa que responder que ni la endometriosis, ni las otras enfermedades mencionadas, eran realmente enfermedades, sino (literalmente) "enfermedades bolsa de basura" que se diagnostican cuando una paciente se cree estar enferma sin que tenga nada, para que tenga un diagnóstico y esté contenta y deje de ir de médico en médico. Que seguramente la chica haya sido abusada sexualmente en su juventud y por eso tenga estos síntomas somáticos (es decir, de origen emocional). El hombre respondió que no, que su novia efectivamente tenía estas enfermedades diagnosticadas por un médico, y que además ella evitaba consultar a un médico siempre que se podía. Pero que sí, que era cierto que su novia había sido abusada sexualmente en el pasado. A lo que el señor Pinsky empezó a reír (!), dijo que entonces evidentemente los dolores pélvicos tenían su origen en el abuso y no en la endometriosis, que la chica se buscase un psicólogo, y colgó la llamada sin esperar respuesta. No sin hacer, durante los próximos minutos, un par de bromas de mal gusto sobre los abusos sexuales.

 

Es increíble. Increíble e indignante que un presentador de radio conocido e idolatrado por muchos suelte este tipo de "verdades" en un programa ante una amplia audiencia, mientras que las afectadas de endometriosis tengamos que luchar día a día para que la sociedad reconozca a nuestra enfermedad como algo más que un poco de dolor menstrual.

 

Aparte de los aires de superioridad y la arrogancia de este señor, ¿de dónde saca el derecho de pretender saber lo que siente esta chica y lo que no? ¿de dónde saca el derecho de recomendarle únicamente tratamiento psicológico, teniendo tres enfermedades orgánicas? No hay duda de que sí, que los abusos sexuales pueden llevar a problemas emocionales y que éstos puedan llevar a síntomas somáticos. No hay duda de que seguramente un tratamiento psicológico podría ayudar a la chica a superar los abusos. No digo que no, pero oye, ¡esto no quita que la pobre chica, además, tenga tres enfermedades bien reconocidas como tales y que DUELEN! ¿de donde saca esto de que no sean realmente enfermedades? Que se lo diga a cualquier paciente de endometriosis. No, eso de perder la conciencia debido al dolor es normal, la regla duele, qué se le va a hacer. No, eso de no poder quedarte embarazada porque la endometriosis va destruyendo tus órganos reproductivos está solo en tu mente. No, lo de pasar por el quirófano en repetidas ocasiones, porque la endometriosis invade tus órganos, lo haces porque en el hospital te dan drogas chulas y por la baja laboral, vacaciones gratuitas. No, si los tratamientos hormonales que te dan sofocos, que te engordan, que te dan depresiones y acné te las tomas porque es divertido y porque te apetece cambiar de look. ¿Mujeres que han perdido un riñón o parte de su intestino por la endometriosis? Vaya, éstas sí que se pasan a la hora de querer llamar la atención.

 

Ojala el señor Pinsky se podría poner en su lugar de alguna de las millones de pacientes con endometriosis sintomática durante solo un día. Seguro que cambiaría de opinión.

3 comentarios

vie

18

abr

2014

Y encima, un quiste

En la última revisión ginecológica hace unas semanas me diagnosticaron un quiste ovarico en el ovario derecho. No es enorme, tamaño de mandarina, pero por su apariencia en la sonografía seguramente se trata de un endometrioma o quiste de chocolate. Lo que me faltaba, después de endometriosis en todo lo que rodea al útero (menos en los ovarios) ahora también en los ovarios. Que hasta ahora habían resistido a la amenaza.

Bueno, pues así que en el ovario. Ya me parecía: llevo semanas con una sensación rara en esta zona. No llega a ser dolor, es mas bien una sensación tirante o como leves agujetas. Esto sí, contínua, independiente de la regla.

Todo esto ha llevado a dar por finalizado mi boicot a los tratamientos hormonales y a empezar a tomar una pastilla anticonceptiva en ciclo largo. Hasta ahora, sin efectos secundarios aparte de manchados. No tengo muchas esperanzas de que con las pastillas el quiste vaya a desaparecer (si es un endometrioma, no lo va a hacer), pero al menos que no me salgan más o que no crezca. Si en la proxima revisión dichoso quiste sigue ahí o aumenta de tamaño, me toca otra vez pasar por quirófano.

3 comentarios

dom

02

mar

2014

MARZO: mes de concienciación sobre la endometriosis

Ya estamos en marzo (menos mal, este invierno está por acabar una vez por todas). Y este mes es también el mes oficial de concienciación sobre la endometriosis. Al menos, si hacemos caso a lo que dice el gobierno de EE.UU. cuyo parlamento así lo decidió en 2002. Desde entonces, otros países han seguido el ejemplo y han declarado o a marzo entero o a alguna semana  de marzo como mes/semana de la endometriosis.
¿Y que significa esto? Pues, sobre todo que durante este mes (o estos días) se celebran varios actos con el fin de dar a conocer la enfermedad y promover su investigación, como charlas informativas, conferencias, demostraciones, marchas y otros actos públicos. Como otras causas, la concienciación sobre la endometriosis también tiene su lazo, que en este caso es amarillo.


Aquí puedes encontrar una lista de los actos que se celebrarán en diferentes países: Endometriosis Awareness 2014 (enlace externo)
Tristemente, parece que los países hispanohablantes pasan un poco del asunto...

Aunque la  Asociación Endometriosis España el día 13 de Marzo organizará una marcha y algunas charlas en Madrid. Los que estáis por Madrid, ¡animaos a participar!

0 comentarios

mié

27

nov

2013

La historia de mi endometriosis 7: tirando para adelante

 

Después de mi experiencia con las Visannette (que los dejé hace casi año y medio), no he vuelto a tomar hormonas. Mi ginecólogo me quiere, al menos, recetar una pastilla anticonceptiva en ciclo continuo, pero, hasta ahora, me he negado. Quizá por mi mala experiencia con ellas antes del diagnóstico (donde con una píldora empeoró el dolor y con la otra no se alivió). Aunque sé que dejando pasar el tiempo sin tomar tratamiento hormonal, la cosa no probablemente no mejorará. Sé que no es sensato. Es lo que hay.

 

Los meses después de dejar las Visannette fueron perfectos en cuanto al dolor. Apenas notaba mis menstruaciones. Igual me dolía un poco la barriga durante un día o dos cada mes, pero sin necesidad de tomar medicamentos, o como mucho un paracetamol. Supongo que así es una menstruación normal...

Ahora, por desgracia, el dolor está volviendo, poco a poco, a mi vida.

Desde el verano vuelvo a tomar regularmente medicamentos contra el dolor durante "estos días". Todavía es soportable, con ibuprofeno a dosis normales basta y desaparece el dolor.
Pero más preocupante, y ya van dos, uno durante cada una de mis ultimas dos reglas: estos ataques de dolor incapacitante. Que vienen sin avisar, y que se sienten como si se me desgarrasen las entrañas. Estos cólicos donde una apenas puede respirar del dolor, luchando por no perder la conciencia. Si, reconozco estos ataques de dolor que antes del diagnóstico me han llevado a urgencias en varias ocasiones. Estos cólicos que me recuerdan que la enfermedad sigue ahí y que está haciendo cosas con mis entrañas que no pueden ser buenas.
Otro aspecto odioso de la endometriosis: nunca sabes realmente lo que hay, salvo justamente después de pasar por cirugía. La enfermedad no se ve, y lo que una siente, puede ser engañoso.

 

Pero dentro de lo que cabe, me siento bien, comparado con la situación anterior al tratamiento hormonal.
Y sí, me siento mejor que durante el tratamiento con Visannette. Psicológicamente, me siento bien. Sinceramente, si ahora mismo tengo que elegir entre el dolor físico y lo que supone una depresión, elijo el dolor.

 

¿Qué más hago?

Intento comer bien. Poco después del diagnóstico había empezado a introducir unos cambios en mi dieta. Tomo aceite de lino, aceite de onagra, sigo una dieta vegetariana, como bastantes verduras y ensaladas y evito las grasas insaludables y los productos precocinados. Casi nunca bebo alcohol y tomo relativamente pocas bebidas con cafeína. Últimamente he intentado reducir mi consumo de trigo.
Siento que la dieta me ayuda, pero evidentemente no hace milagros, ojalá fuera tan fácil. También admito también que no la sigo a rajatabla y me permito excepciones regularmente, sobre todo en forma de dulces. Si por puro gandulismo o por glotonería como mucha comida basura durante una época, noto que me siento peor. Si durante la regla me da por comerme una bolsa de patatas fritas seguido de un paquete de galletas Oreo y de postre un helado de chocolate (sí, ya conocéis mis debilidades, y sí, soy capaz de comerme todo eso seguido ;-)), se me intensifica el dolor en un plazo de pocas horas. 

 

Un tema al que ultimamente doy bastantes vueltas es la fertilidad. No sé si puedo tener hijos, porque no lo he intentado. Ahora mismo, no se me plantea la cuestión por diversas circunstancias de mi vida. Por el otro lado, pasan los años - tengo endometriosis severa y más de 30 años, mala combinación.
Y sí, me gustaría tener hijos. No teniendo endometriosis, no me preocuparía el asunto. Hay muchas mujeres que tienen hijos relativamente tarde. Pero estas mujeres no suelen ser pacientes de endometriosis... Maldito reloj biológico, que encima la endometriosis lo acelera.
Ya me veo con 80 años y cinco gatos...

14 comentarios

dom

10

nov

2013

La historia de mi endometriosis 6: tomando Visannettes

De ahí en adelante, todos los días me tomaba mi pastilla de Visannette. Tenía una alarma puesta en el teléfono móvil, para acordarme.
La primera menstruación después de la laparoscopía fue de las peores que he vivido. Me encerré en casa y me doblaba del dolor.
Luego fue a mejor. Cuando llegó la fecha en la que debería llegar la siguiente menstruación, no pasó... nada. Pero una semana más tarde. Llegó una regla ¡sin apenas dolor! Llegó, y se quedó... no se fue durante semanas. Pasadas tres semanas de sangrado continuo, acudí a mi ginecóloga a ver qué pasaba. Me comentó que esto era relativamente normal al empezar a tomar gestágenos, y que intentase aguantar, porque la alternativa eran los análogos GnRH. 

Comparando una menstruación eterna, pero indolora e relativamente floja, con sofocos y sudores nocturnos que causan los análogos GnRH, me parecía más apetecible seguir probando con las Visannette. Y sí, después de un mes, finalmente dejé de sangrar. Mi alegría duró poco, ya que después de una semana empecé de nuevo. Esta vez "solo" por dos semanas. Un descanso de unos días, y de nuevo empezando... Me estaba gastando una fortuna en compresas y salva-slips ;)
Tras medio año a este ritmo, me había quedado anémica. Así que ahora estaba tomando suplementos de hierro más las Visannette.

Pero poco a poco los sangrados se hacían cada vez mas débiles y los espacios entre ellos mayores. Eso sí... se volvían cada vez más imprevisibles. Podía ocurrir un sangrado que duraba un día, luego tres semanas de descanso, seguido por una semana de menstruación.
Mi ginecóloga en los controles me animaba a "seguir aguantando". Y llegado a este punto, tampoco me apetecía dejar las pastillas. Porque, eso sí, su efecto sobre el dolor fue masivo. Sin dolor menstrual, sin calambres intestinales, sin cistitis recurrentes. Meses sin tomar medicamentos contra el dolor, ¡en mi caso, sobreviviendo a base de ibuprofeno y nolotil desde los 14, todo un récord! Era toda una nueva calidad de vida.
Pero paulatinamente notaba más efectos secundarios, aparte de estas menstruaciones raras. Lo más evidente, dolor en los pechos. Además me habían aumentado una talla. De lo segundo no me quejo, y lo primero, mil veces más aguantable que una solo día de regla como eran antes del tratamiento. Además gané un poco de peso, pero nada dramático, dos o tres kilos. También mi piel se volvió algo más grasienta. Y eso sí, pérdida total de libido. Brad Pitt podría haber llamado a mi puerta, y lo hubiera mandado a freír espárragos ;-)
Pero lo que ya fue más sutil, tan sutil que al principio ni lo atribuí a la medicación, pero a la vez mucho peor, fueron cambios de humor. Lloraba por tonterías, daba muchas vueltas a problemas que no eran para tanto, estaba muchas veces triste sin razón aparente.
Aquella época fue difícil en muchos sentidos: primero perdí mi trabajo. Aunque me contrataron en otra empresa rápidamente, me tuve que mudar a una ciudad nueva. Para colmo, mi novio y yo rompimos (mejor dicho, rompí yo por diversas razones). Normal estar triste bajo estas circunstancias. Pero yo estaba más que triste, mejor dicho, no estaba ni triste, sino que simplemente me sentía desesperada, aislada del mundo. Solo lloraba y no veía salida, lo veía todo negro. Por lo que menos lloraba era por las circunstancias, sino que ahora lloraba porque me apetecía llorar, y lloraba no sabiendo por qué. Me encerraba en casa, sin fuerzas para levamtarme de la cama y aún así sin poder dormir. Apenas comía porque no sentía hambre, y perdí bastante peso (demasiado, yo antes ya era delgada). Esa no era yo. Normalmente soy una persona alegre, que afronta los problemas cuando vienen. Ahora estaba sin fuerzas para afrontar nada. Sentía que no podía más.
Siguiendo un vago impulso interior, tras 10 meses, dejé de tomar las Visannette. Me asqueaban de repente.
Y el efecto fue, otra vez, masivo. Se disiparon mis nubes interiores. Pocos días, y ya veía las cosas menos negras. A las dos semanas yo era otra vez yo. Claro que todavía no me encantaba la situación en la que me encontraba, pero, ¿qué remedio? No lo veía ya como el fin del mundo. Volvía a reír, a recuperar fuerzas para organizar mi vida.

Tengo muy claro que no volveré a tomar las Visannette nunca más.
 
OJO:
esto es un testimonio personal sin intención de generalizar. Las depresiones están descritas como un efecto adverso poco frecuente en el prospecto del medicamento Visannette. Es decir, que estadísticamente, las sufrirán entre 1 y 10 de cada 1.000 mujeres que toman el medicamento, mientras que entre 999 y 990 mujeres no tendrán problemas en este sentido. Practicamente todos los medicamentos con acción sobre nuestras hormonas, incluidas las píldoras anticonceptivas normales y corrientes, pueden afectar al ánimo, pero esto no quiere decir que en todas las mujeres ocurra así. Que yo haya sido una de 1.000, pues mala suerte. Quizá debería comprar más lotería ;-)
No quiero decir con este testimonio que Visannette sea un medicamento malo, peligroso, no recomendable o incitar a otras pacientes con endometriosis que no lo tomen o que dejen de tomarlo. Todo lo contrario, también en mi caso, para el tratamiento del dolor fue tremendamente efectivo y en la mayoría de las mujeres los efectos secundarios se limitan a trastornos del sangrado y otros problemas leves y llevaderos. Eso sí, leed el prospecto. No solo de las Visannette, sino de cualquier medicamento que os toméis. Sin volveros locas, los prospectos siempre enumeran cualquier posible efecto adverso por improbable que sea. Pero sed pacientes informadas, ¡que de vuestra salud se trata!

251 comentarios

vie

11

oct

2013

La historia de mi endometriosis 5: la hora de la verdad

Esperando a que llegara el día de la laparoscopía, mi principal preocupación era que podrían no encontrar nada. Esto supondría la confirmación definitiva de que yo era una loca hipersensible. La cirugía en sí ni me asustaba. Esto solo cambió cuando ya estaba sobre la camilla en el hospital entrando al quirófano. Recuerdo un breve momento de pánico, observando como me inyectaban el anestésico en la vena del brazo, pero el efecto llegó rápido y no sentí nada mas.

Después de despertar me sentía muy mal, tenía una sed horrible, y estaba temblando tanto que me dolían todos los músculos y más la incisión que me habían hecho en el ombligo.

En medio de todo este malestar, me vino a ver el médico que me había operado.

- Tiene usted endometriosis. Ahora se tiene que tomar unas pastillas y todo estará bien.

Yo me eché a llorar. No sé por qué. ¿como me sentía? Ante todo, todavía drogada ;-) Pero también aliviada. ¡no estaba loca! ¡estos dolores que me hacían la vida imposible cada mes tenían su explicación! ¡y ya tenía algo en manos, algo que se podía tratar, y no solo dolores menstruales y mala suerte!

Tras pocas horas me obligaron a levantarme. Aquello era un hospital de día, y a las 6 cerraban, así que ¡a casa! Todavía apenas podía andar, me sentía mareada, me dolía el hombro (algo típico después de una laparoscopía) más que el punto de sutura en el ombligo y solo quería irme a la cama y dormir.

Ya al día siguiente empecé a dudar. Solo tenía una incisión en el ombligo, eso sí, le acompañaba un moratón que era ¡enorme! Volví a buscar en Internet, y todas las páginas que encontré decían que hacían falta al menos 2 a 3 incisiones para poder trabajar en una laparoscopía. En una laparoscopía que era simplemente diagnóstica en cambio bastaba con una sola incisión.

La decepción definitiva llegó unos días más tarde, cuando acudí a la cita de seguimiento con mi ginecóloga. Pedí el parte médico de la intervención, y ahí todo se pintaba un poco diferente de cómo me lo habían contado en la clínica.

Se habían encontrado con el saco de Douglas completamente cubierto de endometriosis. Más focos sobre la superficie de la vejiga urinaria. Útero desplazado hacia la derecha e inmóvil. Sangre libre en el abdomen. Histología: dos muestras, dos focos de endometriosis, uno de ellos procedente de debajo del peritoneo del saco del Douglas.

Habían quemado algunos focos superficiales en el saco de Douglas, pero como estaba lleno no habían seguido, porque para una intervención más compleja no estaban preparados en un hospital de día, ya que supondría la necesidad de una hospitalización más larga. La triste realidad era que esta intervención, aparte del diagnóstico (aunque esto ya es mucho), no me había servido de nada.

Seguía con la panza igual que antes.

La ginecóloga me dijo que aquello ya era endometriosis avanzada y que con la píldora anticonceptiva no bastaba. Así que o análogos GnRH con la consiguiente menopausia artificial, ó gestágenos, yo decidía.

Decidí que quería primero probar con gestágenos, y empecé a tomar las pastillas Visannette (dienogest).

7 comentarios

vie

31

may

2013

La historia de mi endometriosis 4: primeras sospechas

No volví a un médico ginecólogo hasta después de acabar la carrera universitaria. Empecé a trabajar y seguía con los dolores. Ya formaban parte de mi vida, yo y mi dolor de panza y mis pastillas de ibuprofeno y mi Nolotil de emergencia.

 

Lo que empezó en aquel momento eran las cistitis recurrentes. Siempre coincidiendo con mi regla, para colmo sentía dolores al orinar, siempre ganas de ir al baño... aquello se hacía insoportable (¡y no eran solo dolores menstruales! así que... presentable), así que decidí acudir a un médico. 

Se hicieron cultivos de orina varias veces, nunca dando resultado. No encontraron nunca bacterias. Así que, aquello no era una infección. En la ecografía la vejiga urinaria parecía normal. El médico me decía que ni idea porque me pasaba eso, pero que se podría hacer una cistoscopia. Yo, pensándolo bien, llegué a la conclusión que aquello seguramente era otra exageración por parte mía, que no podía ser para tanto. Además los síntomas siempre desaparecían solos pasados un par de días (aunque volvían casi todos los meses). Ignorable. Cancelé la cita para la cistoscopia.

Un día, más bien por casualidad, decidí buscar las palabras "dolores menstruales" en Google. En la primera página que aparecía como resultado, ya figuraba la palabra "endometriosis". Seguí buscando, y ¡anda! ¡qué familiar!
Al día siguiente llamé para pedir cita a una ginecóloga a la que nunca había ido antes.

Lo peor son los pacientes que van al médico ya sabiendo lo que tienen, porque lo han leído en Internet. Le dí muchas vueltas a cómo comentar mi sospecha a la ginecóloga sin resultar demasiado prepotente.
No fue necesario. Le describí solamente mis síntomas, y ella mismo me preguntó si ya había oído alguna vez algo sobre una enfermedad que se denominaba endometriosis, porque eso es lo que sospechaba en mi caso. Salí del consultorio con una cita para una laparoscopía. Fue el quinto médico al que había acudido por dolores menstruales, 14 años tras empezar los síntomas. 

12 comentarios

jue

30

may

2013

La historia de mi endometriosis 3: un paracetamol y una bolsa de agua caliente

Pasaron los años, y me había hecho la idea que yo era la que siempre le dolía la panza y que eso era la suerte que me había tocado vivir. Inicié mis estudios en la universidad. Allí había una biblioteca con sala de estudios 24 horas abierta. Como además disponía de una máquina de café decente para satisfacer la adicción a la cafeína que desarrolla una durante la época de exámenes en la universidad, aquella biblioteca se convirtió en mi lugar predilecto para pasar los días cuando se acercaban exámenes.
Un día, estudiando allí con unas amigas, me dio un ataque de dolor horroroso. Intenté ir al baño porque sentía ganas de vomitar, pero no llegue, sino que me fallaron las piernas y me desplomé en medio de la biblioteca. Las chicas que iban conmigo, preocupadas, me llevaron al servicio de urgencias del hospital cercano (para precisar: al servicio de urgencias de ginecología de un hospital universitario en una cuidad capital de provincia española, es decir, un sitio por donde seguro que ya habrá pasado más de un caso de endometriosis).

Como es habitual en urgencias, tuve que esperar. Una hora, dos horas... No me quejo, hay problemas peores que dolores menstruales. Para sobrevivir la espera, me tomé una pastilla de Nolotil, que era mi medicamento de emergencia para episodios de dolor especialmente insoportables. Por tanto, cuando al fin me vio el médico, ya me sentía un poco mejor (al menos ya podía caminar), aunque el dolor seguía siendo horrible.

 

Aquello se iba a convertir en la experiencia más absurda de mi vida en cuanto a médicos se refiere. Intentaré recrear el diálogo.

 

Médico: "¿que le pasa?"

Yo: "tengo dolores menstruales muy fuertes"

M: "¿vienes a urgencias por dolores menstruales?"

Y: "no es que vine, es que me llevaron porque me desmayé"

M: "estarás embarazada"

Y: "no, ¡si tengo la regla!"

M: "bueno, puede ser un aborto"

Y: "no, le aseguro que no estoy embarazada y que son dolores menstruales. Esto me ha pasado más veces"

M: "a tu edad una se queda embarazada rápidamente"

 

En este punto ya me quedé sin palabras.

 

Me hicieron una ecografía vaginal, que resultó tan dolorosa que tuve que aguantar las ganas de arrancar la sonda del ecógrafo de la mano del médico y tirársela a la cabeza. Las aguanté. Como también tuve que aguantar los comentarios del médico al observar la cara de estreñida que se me puso.

"anda, no me digas que esto también te duele" (entre risas).

 

Al final me dijeron que no era un aborto, que era solo dismenorrea. Anda ya, ¿de verdad? Creo que normalmente una sabe si cabe la posibilidad de estar embarazada y estar sufriendo un aborto o no...

Lo que ya fue el colmo de toda la experiencia fue el médico diciéndome que otras chicas con dolores menstruales se ponían una bolsa de agua caliente. Que si me dolía mucho, me podría también tomar un paracetamol. Pero no más de tres al día, ¿eh?

Le dije que ya me había tomado analgésicos más fuertes y que no he habían hecho ningún efecto. La respuesta del médico fue que esto era abusar de medicamentos, y que a mi edad no había ninguna enfermedad que causaba dolores menstruales tan fuertes. Que esto puede ser también psicológico. Esto le pasa a las mujeres que no aceptan a la regla como algo normal.

(Recuerdo una vez más: todo esto en el servicio de urgencias de la unidad de ginecología de un hospital universitario de capital de provincia)

 

Y salí de ahí con una receta para paracetamol, cabizbaja y todavía con dolor. Puede parecer exagerado, pero en aquel momento me sentía peor que nunca. ¡Si yo no me lo estaba inventando! Sentía vergüenza, impotencia y dudaba de mi misma. Si es verdad, acudir a urgencias por dolores menstruales. Que tonta. Si a todas las mujeres les pasa, y si es verdad, otras se ponen una bolsa de agua caliente y se toman un paracetamol. ¡Dolor menstrual! No me extraña que se rían de mí. ¿será verdad y en realidad soy un caso para el psicólogo?

A partir de este momento decidí ignorar, más que nunca, cualquier dolor menstrual. Me drogaba todos los meses a base de una mezcla más que insaludable de medicamentos analgésicos a dosis enormes, y me obligaba a disimular ante todos los que me rodeaban. Si alguien me veía pálida o notaba que apenas me podía mover del dolor, yo decía que no era nada, que había dormido mal la noche anterior, que me dolía la cabeza, la espalda... cualquier excusa tonta me valía (lo gracioso es que si te quejas de dolores de espalda es lo mas normal del mundo... pero si son dolores menstruales, no puede ser para tanto). Si el dolor se volvía insoportable, me encerraba en el baño, tomaba Nolotil y esperaba, si hacía falta por más de una hora, a que se me pasara un poco, al menos hasta un punto donde ya podía volver a disimular que por dentro me estaba muriendo de dolor. Y lo que más evitaba, después de aquella experiencia, era cualquier consultorio ginecológico.

 

2 comentarios

jue

30

may

2013

La historia de mi endometriosis 2: de píldora en píldora

 

Tras los dos o tres ciclos casi indoloros, tomando las pastillas Diane35, los problemas y dolores, poco a poco, empezaron a volver. Y a hacerse cada vez más fuertes. La dosis de ibuprofeno con la que antes podía sobrevivir mi regla llevando una vida casi normal (exceptuando estos ataques de dolor repentinos y ocasionales que acababan en desmayos y vómitos) ya no me causaba apenas efecto ninguno. Aquella época, más o menos a los 16-17 años, no recuerdo exactamente, es cuando empecé a estar literalmente enferma durante mi menstruación aún tomando las pastillas anticonceptivas.

Consulté a otro ginecólogo, que de entrada llamó incompetente a su colega que me había recetado la Diane35. Que aquello era una pastilla muy fuerte, que no se puede recetar a adolescentes como si nada. Probablemente tenía razón - hace poco esta misma Diane35 se prohibió en Francia debido a que aumenta masivamente el riesgo de trombosis. Bueno, esto en aquella época todavía no se sabía, pero sí que ya en aquel entonces era una de las pastillas anticonceptivas con las dosis más altas de hormonas del mercado. Y también es cierto que la Diane35 es una de las pastillas anticonceptivas que más etinilestradiol, es decir estrógenos, contiene, y que los estrógenos promueven el crecimiento de la endometriosis. Mirando atrás, hoy en día creo que el tomar la Diane35 fue un factor que empeoró masivamente mi endometriosis.

Resumiendo, el ginecólogo me recetó otra pastilla anticonceptiva alternativa, la Harmonet. No le dio más importancia al hecho de que yo me quejaba de dolores menstruales, ya iban a desaparecer con la nueva pastilla. Lo cual no funcionó, de hecho la regla me seguía doliendo igual con o sin la Harmonet, por lo que dejé de tomarla por cuenta propia tras un par de meses. En aquel momento tampoco necesitaba su efecto anticonceptivo, así que, ¿para qué estar tomando hormonas, si total no me hacían ningún efecto?

Mi regla en aquella época ya se había vuelto un suplicio mensual. Para colmo, me duraba 6-8 días. Como media una semana cada mes, donde sin altas dosis de pastillas contra el dolor por la mañana apenas me podía levantar de la cama. Además otros síntomas: diarreas, calambres intestinales...

Aún así, yo lo intentaba ignorar. Si ya me habían dicho al menos 3 médicos que yo no tenía ningún problema, que la regla duele y punto. ¡Pues será que soy una quejica!

 

 

3 comentarios

jue

30

may

2013

La historia de mi endometriosis 1: como empezó todo

 

Mis reglas no han sido desde siempre dolorosas, pero empezaron pronto a serlo. Empecé a menstruar a los 12 años, y me acuerdo de ya estar tomando regularmente pastillas contra el dolor menstrual a los 14. No le dí mayor importancia, al fin y al cabo la regla duele, es normal que lo haga (hoy en día sé que esto no es cierto), y que eso es lo malo que tiene haber nacido mujer. Creo que en mis primeras visitas al ginecólogo ni lo mencioné, ya digo, me parecía lo más normal del mundo sufrir todos los meses durante "esos días". Al fin y al cabo mis amigas también se quejaban de vez en cuando de dolores menstruales. Eso, todo normal. 

Siempre he tenido una buena relación con mi madre, y ella me veía todos los meses tomando ibuprofeno (de hecho, me lo compraba) y con mi inseparable amiga durante esos días, la bolsa de agua caliente. Mi madre también consideraba una regla dolorosa como algo normal, porque a ella le pasaba lo mismo. Me decía que eso lo había heredado de ella, que qué mala suerte. Lo cierto es que ella probablemente también tiene endometriosis, aunque en su caso la enfermedad nunca fue diagnosticada.

Así que, todos a mi alrededor decían que la regla duele. Bueno, pues tiene que ser cierto. Con mi mensual dosis de ibuprofeno no le daba más importancia al asunto.

A los 15 años literalmente me desmayé en clase de informática del instituto debido a un calambre menstrual brutal. Lo peor de todo el asunto fue el hecho de que lo hiciera delante del chico que me gustaba en aquel momento, y lo segundo peor fue ser llevado posteriormente al centro de salud por el conserje del instituto, que era un viejo medio raro. Estas cosas, a esta edad, dan vergüenza.

En el centro de salud me dijeron que eso pasaba, que cuando uno crece, esto de los mareos y las bajadas de presión no es nada raro. Ah, ¿que tienes la regla? Entonces, más normal aún.
Pues nada, ahora hasta me lo habían confirmado los médicos: todo dentro de lo normal.

Así que seguía con mi ibuprofeno, aunque hacía cada vez menos efecto. Más tarde hubo otro episodio de dolor brutal saliendo de fiesta con unas amigas. En esta ocasión vomité del dolor, pero como había bebido un poco de alcohol anteriormente, creí que eso de vomitar seguro que era por haberme pasado con la bebida. Aunque solo había sido una copa y ni me sentía borracha, pero, ¿cómo voy a vomitar por un poco de dolor menstrual? Si ya dudaba de lo que sentía. No podía ser para tanto. No, seguro que había sido por la copa, no puede haber otra explicación.

Unos meses mas tarde tuve otro desmayo en presencia de mi madre, tras lo cual me obligó a ir al ginecólogo. Este me examinó, hizo una ecografía, dijo que no había nada anormal, que a algunas mujeres la regla les duele y que es normal, y me recetó una píldora anticonceptiva para remediarlo. Como en aquel momento yo también sufría de acné me recetó una que, según decía, también servía para mejorar la piel, la Diane35.

Así que intercambié el ibuprofeno por aquellas pastillas, y al principio el efecto fue alucinante. ¡Dos o tres reglas sin apenas NADA de dolor! Una experiencia totalmente nueva para mí. Perfecto, pensé, ya está. Tomo estas pastillas (que además, es cierto, me quitaban el acné), y todo resuelto. Por desgracia, mi alegría duró poco.

2 comentarios